El
otro día navegando por una página de productividad me fije en la foto de
cabecera y era la imagen del inicio de este post. En ese instante pensé que esa
imagen es una analogía con la vida misma:
Una semilla
germina en una tierra fértil y nacemos como un “brote”. Luego, crecemos, nos
fortalecemos y vivimos nuestra primavera. A continuación, pasan algunos años y llega el verano donde estamos fuertes, nos reproducimos, damos abrigo, cobijo y alimento. En la misma línea vamos al otoño de nuestra vida. Finalmente, llegamos al invierno con la experiencia sobre nuestros hombros.
Todo
el proceso mencionado el árbol lo vive en un mismo año: primavera, verano,
otoño e invierno. Y así como un ave fénix resurge para su nueva primavera.
¿Será que también tenemos un proceso más corto de todos estos estadios
mencionados? ¿Y si también renacemos como el ave fénix? ¿y qué tal si los estados de ánimo forman parte de ese proceso?.
¿Algunas veces nos sentimos en primavera, otros días como verano, otros como
otoño y otros como invierno?.
Esta
analogía me recordó al poema de Benedetti: “Estados de ánimo”. ¡Disfrútalo!
Unas veces me siento
como pobre colina
y otras como montaña
de cumbres repetidas.
Unas veces me siento
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
como un acantilado
y en otras como un cielo
azul pero lejano.
A veces uno es
manantial entre rocas
y otras veces un árbol
con las últimas hojas.
Pero hoy me siento apenas
como laguna insomne
con un embarcadero
ya sin embarcaciones
una laguna verde
inmóvil y paciente
conforme con sus algas
sus musgos y sus peces,
sereno en mi confianza
confiando en que una tarde
te acerques y te mires,
te mires al mirarme.
Fuente de la foto: http://laparceladeantonio.wordpress.com/
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