domingo, 25 de diciembre de 2011

El mundo se ve distinto desde aquí arriba.





A menudo intento volver a ver las películas que me gustan porque descubro nuevos mensajes. Además, creo que estoy más perceptivo a uno u otro mensaje dependiendo del estado de ánimo y contexto en que me encuentre. Esta vez, volví a ver una de mis películas favoritas: El club de los poetas muertos.

En esta ocasión se quedó en mi memoria la escena en la cual el profesor Keating  enseña a sus alumnos a ver las cosas con diferente perspectiva. Él sube sobre su mesa y ánima a los chicos a cambiar el punto de vista del mundo diciendo:

“Hemos de mirar las cosas constantemente de modo diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba. Si no me creen vengan a comprobarlo”

Considero que esta escena tiene mucho valor para nuestras vidas. A veces perdemos esa curiosidad de ver nuestra vida por diferentes ángulos. Parece ser que sin darnos cuenta en algún momento desconocido nos rendimos al punto de vista de la mayoría. Tal vez, al imaginar las consecuencias que puede ocurrir por pensar diferente nos impiden subirnos sobre una mesa a ver las cosas de modo distinto.

Por ejemplo, me es difícil conseguir ideas innovadoras en mi horas de trabajo. Y es difícil porque he de actuar rápido y para hacerlo he de aceptar el proceder aceptado. Sin embargo fuera de esas horas laborables mi mente es más creativa, mi mente está en otra posición para mirar diferente y surgen las ideas.

Muchas ocasiones mientras corro vienen a mi mente ideas para mejorar aquel trabajo que tenía encallado. A continuación, al llegar a  casa las anoto en un papel y al día siguiente las hago realidad. Después, al verlas realizadas te sientes feliz porque has dado una solución pensando diferente, cambiando el contexto en dónde buscar soluciones.

Otro ejemplo, esta vez más querido, viene del recuerdo de mi madre. Ella con su carácter activo cada cierto tiempo animaba a mis hermanos y a mi a cambiar de lugar todos los muebles de la casa. Ese día del mes era el que más gustaba. Lo más bonito era aquel susto mañanero de no saber dónde estaba al olvidar que mi cama había cambiado de sitio. 

Una ocasión le pregunté por qué lo hacíamos y ella me dijo que es para dar mayor frescura a la casa. Y sí, creo que la frescura es el concepto clave. Cuando corro siento esa frescura en mi cabeza, esa frescura que deja que nazcan y se muevan aquellas ideas que me dan soluciones.

Pensar diferente funciona. Podemos empezar cambiando el contexto donde buscamos soluciones o cambiando nuestra cama de sitio. Con estos cambios es posible que alguna idea nueva venga hacía nosotros. Además, este puede ser el primer paso a dar aire fresco a nuestras vidas y- citando de nuevo al señor Keating- "Si no me creen vengan a comprobarlo”.






domingo, 7 de agosto de 2011

Revolución, sí. Revolución.








La palabra revolución sin acción se convierte en una palabra vacía. Cuando esta palabra está en nuestra boca nos sentimos grandes, defensores de algo, damos aires de cambio, nos sentimos activistas al mencionarlas. Sin embargo, continúa siendo una palabra vacía porque está sola, está huérfana de acciones. 

Cuando las palabras no van acompañadas de acción sólo se convierten en humo. Hablamos de revolución y cambio pero no somos capaces de cambiar nosotros mismos. Queremos revolución pero nuestra habitación la tenemos desordenada. Queremos revolución pero tenemos a nuestras parejas infelices. Queremos revolución pero no somos capaces de cambiar a nuestro mundo más cercano para hacerlo más confortable.

Nos sentimos indignados sobre algo que no tenemos poder de cambio y dónde nuestra palabra es una caricia en una muralla. Sin embargo, no nos indignamos por el trabajo mediocre que hacemos, no nos indignamos por tener nuestra habitación un desastre, no nos indignamos por no ver feliz a nuestras parejas. ¿Qué pasa?. ¿Sobre lo más cercano a nosotros no queremos cambios?. 

¿Queréis revolución?. Hacedla primero dentro de vuestras vidas. Esa es la verdadera revolución. Tomemos parte activa de nuestras vidas y actuemos, no sólo hablemos de palabras vacías, como la revolución. 

Bien, al menos comencemos arreglando nuestras habitaciones.


"Queréis revolución. Hacedla primero dentro de vuestras almas. El amor a la humanidad, el amor a la Patria, el saber luchar, el saber hacer sacrificios, sin amilanarse, eso es la revolución : amor al progreso y a la justicia, de todos los días, venciendo todos los obstáculos y todos los trabajos." José Mº Velasco Ibarra